Hoy os quiero hablar del, posiblemente, el mayor error de los inversores. Se trata de las emociones y la mala gestión de estas. Si te gusta este artículo déjamelo en los comentarios y así haré otro video con los principales errores de los inversores.
Ya hice un video hablando sobre las emociones en la inversión que podéis ver pinchando en el enlace, pero quiero darle la importancia que merece este punto con este video.
Realmente, las emociones alteran todo, cualquier aspecto de nuestra vida. Las emociones hacen que tomemos buenas o malas decisiones. Cuando uno toma una decisión de forma emocional deja de lado la parte racional, y esto en algunas ocasiones sale bien, pero en las inversiones suele traer más problemas que beneficios.
Un ejemplo sería el típico de cuando todo baja en una corrección del mercado o en una crisis, si estamos invertidos, empiezan a aflorar emociones negativas que nos transmiten un mensaje como el de “Sálvese quien pueda” o “Esto es el fin, sal de aquí lo más rápido que puedas”, algo que nuestra mente nos crea a modo de supervivencia, y de la misma forma, cuando todo sube, nuestras emociones nos hacen pensar que nos tenemos que subir al tren para no perdernos esa subida.
Y gracias a esta supervivencia hemos conseguido sobrevivir a lo largo de nuestra existencia. Si no fuera por ese miedo, abriríamoss la ventana y nos tiraríamos, o cruzaríamos la calle sin mirar. Ese miedo nos protege. Pero si hablamos de las inversiones, las emociones no son nuestros aliados.
Emociones como el orgullo, el exceso de confianza, la codicia, la impaciencia, en bolsa, son nuestro peor enemigo. Sobre todo cuando se trata del trading ya que en inversiones a largo plazo es más fácil llevar controladas estas emociones, pero no es tan fácil cuando invertimos de forma apalancada, ya que una pequeña variación en las cotizaciones puede suponernos muchas pérdidas o muchos beneficios. Te recomiendo el video que hice sobre el apalancamiento financiero.
Y ojo, con esto no quiero decir que si una empresa cae y estamos invertidos en ella, tengamos que permanecer en el barco como si fuéramos el capitán, hasta el último momento, lo que quiero decir es que si invertimos tiene que ser con una estrategia.
El … tengo 1000€ voy a invertirlo en esta empresa por que la gente está hablando bien de ella, o voy a invertir en cannabis por que soy fumador y me gusta la hierba, eso, no es una estrategia, eso es justo el impulso emocional del que he hablado antes, y si la cosa sale bien, estupendo, pero como tu inversión se comporte de forma contraria a lo que pensabas, o simplemente estés entrando al mercado en un momento en el que no toca, no sabremos reaccionar por que no tendremos ninguna estrategia. Hay pequeños inversores que han perdido muchísimo dinero invirtiendo en el Bitcoin cuando todo el mundo hablaba de el, simplemente por que han tomado decisiones emocionales de querer subirse al tren sin saber lo que hacían.
Por eso, aunque invertir está al alcance de TODO EL MUNDO, hace falta saber lo que se está haciendo. Conducir también está al alcance de todo el mundo, pero para conducir hace falta formarse. Quién no ha conducido nunca, imaginarse al volante de un coche es algo… imposible, pero cuando uno aprende a controlar el coche se da cuenta de que es más fácil de lo que pensaba y con las inversiones ocurre lo mismo.
Y yo entiendo ese miedo que se tiene, tanto para entrar, como para una vez dentro, gestionarse correctamente. Es normal tener miedo cuando hablamos de nuestro dinero. Y este miedo no solo le ocurre a los que empiezan, si no a los más profesionales, solo que con el tiempo uno aprende a intentar gestionar las emociones, sin controlarlas nunca por completo. Ningún inversor podrá jamás controlar sus emociones al 100%, tendremos que limitarnos a gestionarlas de la mejor forma posible. Somos humanos, y el ser humano es emocional por naturaleza. De ahí que cada vez las máquinas estén cogiendo un papel más protagonista en el mundo de las inversiones.
En esta pequeña curva que he creado podemos ver muchas de las emociones que siente cualquier inversor una vez dentro del mercado. Repito, más intensificadas cuanto más apalancado y menos diversificado estás. El optimismo al entrar, el entusiasmo, emoción y euforia cuando el mercado te está dando la razón, la ansiedad y la negación cuando los mercados corrigen, el miedo, la desesperación y el pánico cuando esa corrección no parece parar, y por último la rendición, cuando uno se lamenta de haber entrado a invertir y donde la mayoría ya ha tirado la toalla y desecho su posición, pero después del frío invierno, llega la primavera, con emociones de esperanza, alivio y optimismo. Momento en el que los que saben como funciona el mercado aprovechan la oportunidad.
Quiero volver a recordaros el ejemplo anterior del barco y el capitán. Ya que esto no se trata de aguantar pese a viento y marea, si no a tener una estrategia de inversión. Cuando inviertas, que sea con cabeza, con estrategia, y sabiendo que el mercado se mueve, que sube y baja, que hay ciclos económicos. Pero aun sabiéndolo, es inevitable, para cualquier inversor, sentir euforia cuando todo va bien y desesperación cuando todo va mal. Para ello te recomiendo mi curso donde te enseño todo lo que necesitas saber para aprender a invertir.
Por ello, las emociones en la inversión son las que nos hace tomar las peores decisiones, el entrar en máximos y vender en mínimos, el comprar cuando el mercado pierde fuerza, y vender cuando el mercado empieza a ganarla.
Las emociones son el peor enemigo del inversor, y saber reconocerlas e intentar gestionarlas es una de las claves que cualquiera que quiera tener éxito en los mercados debe tener presente en todo momento.